Necesito algo para mi corazón, que no sea subreal, ni filosofía, ni un doctor que arruine mas mi existir, ya que todo en mi vida fluye al revés. Los meses pasan volando y yo sigo aquí, en medio de tanto silencio, viendo aquellas nubes a través de la ventana que pasan lentamente y me quedo alucinando en un rincón de de esta fría habitación.
Intento dar pie a mis emociones, pero los narcotizantes, me hacen presa fácil de este mundo sin realidad mientras las manillas del reloj parecen no avanzar, perdiéndome en mi locura, sumido en la sombra, sin un resplandor de luz que alegre este mundo gris.
Así pasan y pasan los minutos, escribiendo mil historias, dejando volar mi imaginación, llevándome a aquel lugar donde todo parece perfecto en el suburbio del ruido de la gente y donde la ciudad no parece morir, dejando a mis ojos cansados, intentando huir de tanta rutina, escondiéndome en el crepúsculo del atardecer de mi alma.
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