El duende azul.



Me adentré  a un bosque lleno de fantasía, de misterio, de luz...
En donde hadas curiosas revolotean a mi alrededor y cientos de luciérnagas adornan el lugar.
Me quedo en silencio mientras coloridas aves con su trinar parecen cantar suaves melodías que me transportan, llenándome de sensaciones y de paz interior.
Poco a poco sigo avanzando, encontrándome con mágicos colores y en medio de la corteza de un gran árbol una pequeña puerta... Me acerco con cautela, sorprendiéndome al ver allí a un pequeño duende de color azul. Quedé maravillado con su hermoso traje que relucía, sus medias a rayas y su sombrero que parecía llegar al cielo.
Sin decir palabra alguna, me quedé  observándole por unos minutos hasta que levantó la mirada, asombrado también, volvió a mirar el suelo y yo - tímidamente - pregunté: Por qué bajas la mirada? Y él con baja voz contestó: simplemente no quiero hablar... Me quedé perplejo sin saber que hacer o decir, ya que, en mi mente la imagen que tenía de los duendes era de traviesos y sonrientes, pero, como éste era un bosque mágico, también era posible encontrar a un duende azul y triste.
Me senté a su lado, sin nada que decir, hasta que me miró y preguntó: Tú, que haces aquí? Este es un bosque mágico, en donde solo los nobles de corazón pueden vivir. Atónito me quede pensando en sus palabras y rápidamente contesté: Estaba en un sueño y al despertar estaba aquí... Sonrío y solo dijo: Aún sueñas!!! Y levantándose a prisa tomó mi mano y me llevo a recorrer el lugar.
Pasamos por una cascada del color del arco iris y luego por un jardín de flores de cristal, que relucían tanto o más que el traje de aquel duende triste.
Pasado un tiempo, nos sentamos cerca de un campo de lavanda - el cual desprendía un olor fascinante -  nuestro pequeño amigo sonría y bailaba  - no entendía que pasaba - mirándome a los ojos con un tanto de ternura pronunció unas palabras: humis dun dashh!!! Y todo se volvió de un color turquesa a nuestro alrededor y diciéndome al oído: "bienvenido a tu mundo"  sacó un trébol de su bolsillo y aquel duende azul y triste se desvaneció en frente de mis ojos, quedándome allí, mirando el cielo, sonriendo, sin darme cuenta que era uno más  de aquel mágico lugar, con un color encantador - turquesa - mi traje era casi tan reluciente como el del duende azul y mi sombrero tan enorme que parecía volar...


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A un Rincón de Palabras que echa prosa, pensamiento y/o poesía, nos llevarán a lugares mágicos, lejanos y quizás inciertos, simplemente, por ser lo que son, solo letras del corazón que envuelven Sentimientos puros del Alma mía.

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