Dejaré que mis palabras vuelen
Que se pierdan sin piedad
En el ocaso de un sentimiento
En el perfil de un humedal de eternas fragancias
Donde nace mi libertad,
He de dejar que mis letras se escondan
Detrás de la tinta y la tempestad
Para que sean cobijo de mi alma
Para no morir en soledad,
Dejaré que la prosa sea delicada
Como el pétalo de una flor,
Como el murmullo del viento,
Como el sonido de tu voz
Cuando el atardecer se asoma
Embriagando todo alrededor
De cientos de sonrisas
Que se convierten en canción
En medio de todo el silencio,
En cada estación, que, en ruinas termina al morir el sol.
Dejaré que mis versos mueran
Para verlos renacer con tu amor,
Cuando las rosas florezcan en primavera
Y el manto de la noche cubra con énfasis cada ilusión
En el crepúsculo de mi alma
En el sendero de mi corazón, este que acabado, aún palpita en un rincón
Cuando mis letras vuelan y sin destino ni dirección.
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