Me escondí de la luna que menguaba,
De los sonidos de la noche
En que, sin pensarlo, estaba destinado a escuchar,
Como si el destino estuviese ya escrito,
Con palabras que no se pueden dejar pasar,
Mientras, en el bar de aquella esquina suena la misma canción,
Y las miradas se van perdiendo en una copa de alcohol,
Al son de los latidos del corazón.
Me escondí de las sombras que acechan las callejones
De aquellas,que, llegan a mi desván,
Cuando la niebla se apodera de cada farol que tenue ilumina el paso de cansados pensamientos
Que recorren todas las esquinas de esta cuidad,
Pintando de matices grisáceos el paso de las horas del reloj
Mientras aguardo escondido que el tiempo se detenga y venga por mí.
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