Que sea el silencio el que hable por nosotros,
cuando la luna se asome al balcón,
mientras cientos de estrellas inquietas y radiantes
bailen con gran fulgor cubriéndonos de amor,
Que sea las manecillas del reloj cómplices del tiempo que no pasa,
cuando me quedo en ti,
en tus brazos, en tus besos y en tu vivir
Como las olas del mar sin fin,
en un vaivén de emociones que traspasan la piel
y se queda muy dentro, en cada rincón hasta llegar al corazón,
Que sea la brisa que encienda la llama de este amor,
en los tibios amaneceres junto a ti,
cuando rendido descanse en tu pecho
Y el silbido de la brisa haga callar al murmullo
Que somnoliento aparece con el amanecer
Dejándome sin palabras,
Solo con este sentir puro e indescriptible
que queda cada vez que estoy junto a ti
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