Deja que me embriague
Con el matiz suave de tu voz
Con la textura frágil de tu piel
Con el vaivén de las melodías tu alma
Mientras mis ojos se pierden en el horizonte de tu cuerpo
Y mi voz se deleita susurrando bajito tu nombre a la luna.
Deja que me quede suspendido en el infinito de tu mirar,
En el recóndito lugar de tus silencios
En medio de todas las soledades,
Y en el largo caminar de tus pasos lentos.
Deja que me embriague en el tiempo que transcurre en la perplejidad de tu sonrisa,
En el arrullo de tus abrazos
Mientras la brisa pasa, revoltosa,
Cuando tus palabras resuenan en el arrebato de mi ser
Y el crepúsculo se queda a oscuras cada vez que sueñas.
Deja que me quede en ti,
En el sosiego de tu paz
Cuando la aurora me sorprende con la mente en blanco, solo pensando en ti.