Viajas a la velocidad de la luz por mi mente,
Llevando contigo la luz de un centenar de estrellas,
Que divagan por mi alma.
Pasas, rauda, como un cometa por mi vivir,
Dejando su estela en mi universo desolado,
Mientras nubes de algodón parecen cubrirte con su manto
En las noches oscuras, sin luna,
Y mi alma se queda presa en cada rincón del firmamento
Donde intento dibujar tu silueta en cada constelación,
Mientras tú, taciturna, errante, bailas sigilosamente con la luna
Al son de la melodía de la estratosfera
Entre destellos de luz y nebulosas
Que parecen rendirse ante tus pasos lentos y apacibles
Mientras avanzan las horas,
Y la noche parece más negra aún
Ocultando la senda de tu elegancia y frescura hasta el toque del alba,
Convirtiéndote en la doncella de sol,
En donde todo vuelve a comenzar.
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