Todo cambió.

Y así sin más, todo cambio
Sin más preámbulo ni jurisdicción
Sin mas silencios ni perdón,
Se perdio bajo la sombra de los árboles
Bajo la tempestad de ilusiones rotas
Que divagan a mi alrededor.
Se perdió en el tintineo de las luces
Que opacan la ciudad,
Entre cientos de penumbras de mi corazón
Que solitario comienza a caminar sin rumbo
En este apasible sendero
Entre tus palabras y mi Adiós.

Buscando la Felicidad.

Me perdí buscando la felicidad
En medio de tantas palabras
Entre tantos silencios
En los rincones de mi soledad
Mientras el otoño pasa lento
Sin dejarme respirar.
Me perdí entre tantas promesas mudas
Que casi me ahogo en ese lugar
En donde muere lentamente
Los más puros sentimientos
A los pasos de un vendaval.
Me perdí en pequeñas lágrimas azucaradas
En el desván con la melancolía
Donde sigo esperando impaciente
Que llegues un día
Para que nuestro mirar se fundan
Y llenarme de alegría.

Lamento moribundo.

Sigo siendo un lamento moribundo
En los despojos del dolor
Tras el silencio ensordecedor de la noche
La cual me llena de dolor.
Sigo en un sin fin de emociones
En un desliz de sensación
Donde solo existe la agonía
Tras las puertas del adiós.
Sigo en la aberrante lejanía
De las letras en suspensión
Bajo la brillante madrugada
Que me invita
Simplemente a contemplar
Mi reflejo en el calvario de mi prisión.

Arrebato de ti.

Me dió un arrebato de ti,
Y terminé extrañándote.
Me dió un arrebato
De tus letras,
De tu sentir,
Y terminé perdiéndome
En mi misma.
Terminé sintiéndote en el silencio
Y te busqué por cada lugar
Terminé amando tu recuerdo de amapola
De aquí a la eternidad.

Necesito.

Necesito silencio
Para mi alma que grita
Sin poderla callar.
Necesito pasos
Para mi paciencia
Que se queda estancada
En las noches sin luna.
Necesito calma
Para mis pensamientos
En aquellas horas de desvelo
En donde pierdo mi paz.
Necesito tan solo un sentimiento
Que se apodere de mi vivir
Que llene mi corazón por siempre
Para que aprenda a latir.

Gota de amor.

No soy Dios, ni soy Rey
No soy bondad ni prisión
Tampoco la serenidad ni tormento
Tan solo soy una gota de amor,
La cual escurre tortuosa
por el vendaval de pasión
De la noche pura
Entre sombras que acechan
Los recuerdos del vivir
Y delirios que atormentan
Mi pasado sin fin.
No soy silencio en los misterios
Ni jardinero de la soledad
Mas bien soy un ventisquero
Que se quiebra ante la soledad
Ante aquella pureza
Que recorre el alma
Sin tener un anhelado final.

Te robaré esta noche.

Te robaré esta noche
Bajo la inmensidad del cielo
Entre millones de suspiros
Y caricias de amor.
Te robaré en silencio
Para despertar en tu amanecer
Con el tibio calor de tu cuerpo
Que arde de placer.
Te robaré en todos los rincones
Cuando todo brille alrededor
Entre mil manto de estrellas
Que cobijan nuestro amor.
Te robaré simplemente esta noche
Para dedicarte una canción
Con la sutil sinfonía del tiempo
Cuando las olas del mar
Bailen con gran fulgor.

Tu dulce mirar.

Así es tu mirar
Dulce y apasionada,
Tierna en ocasiones
Y apasible en todos mis amaneceres.
Es tentación de cada domingo
En los jardines de tu habitación,
Y tempestades de silencios
Tras la oscuridad,
Es el consuelo de mi alma
En los momentos de nunca acabar.
Tu mirada es la bendición de mis horas
En la cual me quiero cobijar
Para estar en total armonía,  paz y bienestar
Solo con ver tu dulce mirar.

Poesía Indomable.

Eres el suave aroma
Que irradian mis versos al pasar
Prosa sin fin y elegante
Que parece no acabar.
Dama coqueta y exuberante que solo sabe provocar
Que de mis sueños te escapas
Para volverme a enamorar
Pobre infeliz y arrogante
Mis palabras ante tu divinidad
Que solo quedan en silencios
Mis letras sin plasmar
Sublime, sutil y dominable
Preso en el matiz de mi locura
Entre el verbo y sinfonía, tú, poesía indomable
Que me ata a la cordura.

Amor de guerrero.

Escudo guerrero de emociones
Armadura de sinceridad
Galopa raudo en el viento
Como si no existiera la soledad
Perpetuo castillo de cristal
En donde mi alma se encuentra con la tuya
Sobre pasando miles de caminos
Para llegar a nuestra libertad
Errante furia de pasiones
En el apartado puente del olvido
Que dividen mi camino entre lanzas de amor divino
Llévame junto al coraje
De tu lienzo y el mío
Donde quede grabado por siempre
Tu sinceridad y mi corazón
Sin que nadie profane
Tu querer y el mío. 

Noche inolvidable.

Deja que sea esta noche inolvidable
Págate a mí en un suspiro
Y no me sueltes más
hazme prisionero de tus besos
Desnudándome lentamente
Como tu sabes hacerlo
Para probar la miel de tus labios.
Deja que desfallezca de pasión
Cuando tus manos me acaricien
Mientras  suavemente recorro tu cuerpo
Inundándome de placer
Para tocar el cielo junto a ti
Entre el matiz de tu cuerpo y el mío
con el desliz de suaves caricias
Y delicados movimientos que nos lleven al éxtasis
En esta oscura habitación
Donde solo nuestro amor es testigo
De nuestra unión en la perpetua intimidad.

Nadie en tu vivir.

No pretendo que seas nadie
Ni yo serlo para ti
En este holocausto sin salida
De distancia y frenesí
No te pido extensas madrugadas de desvelos color carmesí
Tampoco te exijo que vivas para mí
Solo quiero que calmes mis heridas
Y me sonrías al partir.
No quiero un millón de estrellas
Apostadas a mis pies
Solo quiero verte de nuevo
Y que, algún día,
no me quieras perder,
Que guardes este sentimiento
En lo mas profundo de tu ser
Y que no quieras cambiarme
amoldándome  a tu medida
Cuando me veas caer.
No quiero pretextos
Ni excusas baratas para un sentir,
Por que cuando éste gana
Solo se deja fluir
Solo pido que no juegues con mi vida
Ni que la conviertas en un error
Porque solo existe una palabra a la hora del perdón
Haz que me quiera quedar aquí por siempre
Para que no quiera alejarme ni apartarme
En este oscuro y solitario
Rincón de letras y amor.

Me gusta sentir tu silencio.

Me gusta sentir tu silencio
En las noches sin luna
Con la brisa del viento
Que me susurra mil palabras.
Me gusta sentir tus miradas
A la luz de las estrellas
Con las nubes bailando
Y sintiendo tu calor.
Me gusta sentir tu cariño
Bajo este mutuo sentir
En el cual tu corazón y el mío
No hacen más que amar.

Me quite...

Me quité la venda de mis ojos
Y vi mi soledad
Quedándome en blanco al ver la realidad
Perdiéndome lejos, en la oscuridad.
Me quité todas mis emociones
Y me desilusionó el amor
Pasando por mis tormentas internas
Donde creí en tu mirar.
Me quité sin piedad el perdón
Y morí en soledad
Por donde pasa el tren del olvido
Que lleva consigo tu nombre y mi libertad.

Te sueño.

Te sueño
Cada noche
Cuando me encuentro
en la tortuosa agonía
De mi día a día sin ti.
Te sueño
A mil kilómetros de distancia
Cuando la luna habla en tu ventana
repitiéndote una y mil veces
Que te extraño de diez mil maneras
en este constante silencio
que solo tú puedes callar.
Te sueño
Porque solo allí puedo ser parte de ti
En el frío delirio
De mi amor por ti.


No quiero.

No quiero verme en un rincón
Con miles de sueños sin cumplir
Con diez mil emociones ocultas
Y una vida sin vivir.
No quiero verme preso
De todo lo que un día perdí
De todas las angustias
Encerradas en un cajon
Ni de la agonía de mis pasos sin tu amor.
No quiero ser el secreto
Que se oculta en una rincón
Ni ser la obstinada madrugada
Que me atrapa sin control
Cuando el silencio me atrapa
En el vaivén de tus besos sin sabor.
No quiero ser la sombra
Del verano sin pudor
Mientras el sol alumbra
El matiz de mi corazón
El cual cae rendido
Al dulce sabor de tu adiós.

Enciéndeme con pasión

Enciéndeme con el roce de tus manos
Con el cálido desliz de tus besos
Y las suaves caricias en la piel
En cada rincon de esta habitación
Bajo la suave brisa que se cuela en un rincón.
Enciéndeme en cada noche con tus palabras
Y  los amaneceres con tu mirar
Entre sábanas sudorosas
En el cálido sentir de tu despertar
Tras la sombra de dos siluetas tenues
Que se funden al amar.


Dejé.

Dejé olvidado mis versos en tus labios
En el sutil aliento de mis emociones
cuando guardé mis sonrisas en tu mirada
Dejé mi prosa ilusionada
En el desván de tu risa
Cuando la luna era mas pálida
Y al parecer moría
con dulces sinfonías.
Dejé los pasos en silencio
Bajo tristes estrellas
Mientras aprendía a escuchar tu silencio
En el sutil recuerdo de mi desordenada melancolía.

Urgencia de ti.

Se muere un día más
En el que tengo urgencia de tus besos
De tu mirada, de tu caminar.
Se muere un poco más mi corazón
Por esta ausencia que me mata lentamente
En el sonido de tristes melodías
Que arrebatan mi alma
Dejándome en sueños de papel
Robándose los latidos y con ellos
Mi triste andar sin prisa
Que se pierde en la melancolía
De mis horas en soledad.

Te conocí ahí...

Te conocí ahí...
entre letras y silencios
cuando aquella hermosa luna llena
me daba el valor suficiente para poder escribir las palabras
que me llevaron a conocerte.
Te conocí ahí
En mis pequeñas madrugadas de desvelos
Cuando la aurora me sorprendía sumido en poesía
Entre palacios de nubes
Y senderos de algodón.
Te conocí ahí
Entre el tu tiempo y mis segundos
Lejos de toda realidad
En el infinito mundo de fantasía
De tu amor y el mío.

Te sigo amando en mi existir.

...Te sigo amando entre líneas
Entre sueños y verdades
Entre silencios y amaneceres...
Entre el paso del tiempo y los segundos
Entre suspiros y realidades...
Entre mis pasos errantes en soledad
Perdido en el ocaso de tus besos,
Te sigo amando aún en el menguante de la luna
Cuando todo se torna gris
Y no quedan mas que palabras
Escondidas en cada pedazo de mi sentir.

Te amé.

Te amé bajo la luz de las estrellas
con colores fascinantes del azul del cielo
entre suaves aromas y el deleite de tu amor.
Te amé en los desdenes del silencio
Caminando por la soledad
en donde guardo el desliz de mis besos
Mientras cuento aquellas caricias mudas
Que no te he podido dar.
Te amé en el sonido del viento
En la fria brisa al despertar
En el resonar de mil silencios
Que parecen nunca acabar,
Te amé sin prisas ni verdades
Tan solo en la penumbra de mi soledad
Con las agujas del reloj a destiempo
Y en todos mis amaneceres
que sin ti, son toda una eternidad.

Tu voz, mi felicidad.

Tu voz cala en mis oídos
como una droga
convirtiéndose en un suave torbellino
de dulces emociones cada día
Resonando en mi mente sutilmente
y  haciéndome volar a en un lugar lejano
Para en silencio escapar
Y quedarme preso de
Tu voz se queda en mí
Inundando todo mi ser
De felicidad
Por estar a tu lado
En las frías noches de  soledad.

Reflejo.

Soy el reflejo de mi desdicha
De mis tormentos
Y de mi soledad.
Soy prisionero de mis palabras
Y esclavo de mi voz.
Soy como el sendero en una noche oscura
Que brilla perdido a lo lejos.
Soy tan solo palabras
Que emanan de la melodía de tu voz
Que se esconde en el lecho  solitario
De este triste y desconsolado corazón.

Palabras en silencio.

En silencio han quedado mis palabras
Escondidas en algún rincón
Muy lejos de todo sentimiento
Hundidos en mi propio corazón
En silencio han quedado los recuerdos
En el vaivén de todas mis melancolías
En el jardin del desamor
Donde brotan todas mis lágrimas
Con el dulce recuerdo de tu adiós.

Todo me sabe...

Todo me sabe a melancolía
mientras las promesas se quedaron en un rincón
Dejando al silencio que se apoderada de cada habitación.
Todo me sabe a tu silueta
En donde cada noche me perdía con todo este amor
Con el sutil susurro del viento
Que calaba hasta tu voz,
Hundiéndome en todos los recuerdos
que atrapan a mi corazón.

Fantasía textual.

Déjame desnudarte en letras
Besarte entre versos y acariciarte entre guiones
Para deleitarme con tu prosa
en el secreto punto de tus labios
Cuando la noche siga en el apartado
De mis manos recorriendo tus estrofas
Y el cálido silencio me sorprenda entre rimas
Mientras miro tus ojos
Que son puntos suspensivos
Que me llevan a subrayar el roce de tus manos
Llevándome al punto final de la pasión
Donde entre comillas tu vida se une con la mía.

Contigo

Contigo no quiero noches sin luna
Ni amaneceres en soledad
No quiero sueños vacíos
Cuando no te pueda amar.
Contigo quiero bailar en la luna
Suspirando por tu mirar
Y tocar mil estrellas al verte sonreír
Quiero simplemente llenarme de tu paz
Y tener tu compañía
Asi pegadito a ti por siempre
Por toda una eternidad.

Dulce Amor.

Me quiero quedar aquí
Entre un mar de dulces palabras
Y un cielo de nubes de algodón de azúcar
Entre silencios de caramelo
Y pasos bañados de mostacillas
Que pasan por el suave camino de flores
de mil colores
En el que reposa mi alma carmesí.
Me quiero quedar aquí
Sin más que el suave oleaje de gelatina rosa
Que baña tu silueta de cristal
Donde se pierde detrás de las colinas
Tu inmensa sonrisa de melocotón
Que endulza completamente mi alma
y mi corazón.

La muerte del verdugo

Transcurría 1920, bajo la penumbra de la noche en Londres, con aquella particular y fria niebla que encandila todas las luces de la ciudad y hace que aquellos viejos faroles, no alumbren.
En aquella casi madrugada,Deambulaba por la esquina de Kensington donde casualmente me encontré con aquel pequeño bar que suele ser acogedor y que en su interior se escuchan grandes y, en ocasiones, tenebrosas historias que parecen no acabar.
Me acerqué a la barra y pedí  vodka, necesitaba revivir mi cuerpo del frío imponente que calaba mis huesos, mientras observaba a mi alrededor, sintiendo miradas sobre mi y murmullos que venían desde un rincón. 
Me di la vuelta para intentar ver entre la multitud, pero fue imposible, asi que seguí bebiendo tranquilamente. Pasado unos minutos desde un rincón se oye una voz, que contaba una escalofriante historia que todos en silencio escuchaban, la intriga se apoderó de mi y me acerqué un poco más para poder oír.
Contaba aquella historia, sobre un hombre tranquilo de pocos amigos, que solia pasear en la madrugada por Trafalgar, donde caminaba  a paso lento con las manos en los bolsillos silvando una canción.
Nadie sabía de dónde era ni a qué se dedicaba, solo se veía cuando el sol se escondía y la fria noche con su espesa neblina se dejaba notar.
Todos decían que era un fantasma, que aparecía y se esfumaba entre las sombras, nadie reconocía su cara, ni su voz, tan solo la canción que silbaba tenía un sonido particular.
Seguía la historia y todas las miradas estaban atentas,  intentando decifrar el paradero de aquel misterioso hombre.
Contaba el narrador que en aquel lugar se juzgaba a todo aquel que cometiese algún acto indebido llevándolo ante aquél implacable verdugo del pueblo, del que todos comentaban pero que nadie sabía de su existencia.  Fue allí cuando se me vino a la mente aquel misterioso hombre, dejando que mis pensamientos rondaran en torno a aquella historia.
Sentí un escalofrío por la espalda y mi atención fue mas intensa, intentaba sacar mis propias conclusiones pero todo volvía al principio.
Seguí ahí pero ya no escuchaba nada, mi mente estaba en otro lugar, paseando mi mente por aquel oscuro sendero de Trafalgar y comprendí que aquel implacable verdugo era aquel hombre solitario que caminaba en la penumbra de la noche, vacío y muerto en vida por todas aquellas almas que su mano había quitado llevando consigo el peso de una conciencia vagabunda entre el misterio de la noche y espiritus traviesos que revoloteaban por el lugar.
Fue ahí,  cuando tomé el último sorbo de mi copa, caminé hacia la puerta,  volví mi vista hacia atrás y sonriente con un brillo especial en los ojos salí del bar, mis manos heladas las metí en los bolsillos  y caminé solo y errante, silbando una tortuosa melodía como todas las noches entre la espesa niebla de Londres y las sombras de Trafalgar.



Debería. . .

Debería alumbrar el sol más tiempo en tu ventana
Para llenar de sonrisas tu día a día
Para sentir tu presencia en mi ser
Y abrazarte tiernamente en la lejanía.
Deberían de cumplirse todos mis sueños
Que viajan junto a ti
Para quedarme por siempre prisionero
De todo este amor que hay en mí.
Debería de pasar el tiempo
Aún cuando no avance el reloj
E inmortalizar en mi memoria
Los recuerdos junto a ti
Con el más puro sentimiento
De este delirio que me llena toda el alma
Que me hace embriagarme de silencios
Que viajan por siempre
En el constante vaivén
De tu dulce y apasionado amor que solo hay en ti.

Me quedo.

Me quedo contigo,
Aquí y ahora.
Sin importar el lugar
El tiempo ni el espacio.
Me quedo entre tus brazos
Y en tus silencios
En el aroma de tu piel
Y tus soledades
En cada centimetro de ti.
Me quedo en tus horas
En tus desvelos
Y tus pasiones
Me quedo en el tiempo
Cuando me falta el aliento al nombrarte
En las tibias noches de palabras
Y en los segundos que paso junto a ti.
Me quedo a tu lado
Hoy,  mañana y siempre
Solo por verte sonreir.

Bienvenidos



A un Rincón de Palabras que echa prosa, pensamiento y/o poesía, nos llevarán a lugares mágicos, lejanos y quizás inciertos, simplemente, por ser lo que son, solo letras del corazón que envuelven Sentimientos puros del Alma mía.

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