Vuelo.

Vuelo entre los árboles
Entre verdes hojas y suaves aromas, 
Mientras escucho el canto de los pájaros al pasar 
Como un suave murmullo que me hace alucinar,
Que me enreda en la suave tempestad que pasa sin apuro
Que arremete en el aquel espacio perdido
Entre mi alma y mi mente,
Entre tu vida y la mía 
En el recóndito silencio del corazón
Mientras el tiempo pasa y me pierdo en la inmensidad del cielo
Entre mil estrellas,
En el tic tac del reloj que me ahoga lentamente 
Y que parece enmudecer el sonido de dulces melodías 
Que divagan por el umbral.
Vuelo en medio de mil silencios,
Entre el arrullo de mariposas multicolor
Entre la cálida luz del sol que me cautiva 
Y el ocaso, que, lentamente se pierde convirtiéndose en canción,
Donde cientos de historias parecen bailar 
Y se quedan pérdidas en el tiempo de un adiós 
Cuando la luna asoma con su manto hostil de la noche 
Y los cerezos mueren en flor...
Vuelo así, 
Entre árboles de verdes hojas,
Entre la quietud y el amor.



Cuando más te pienso.

Y en el atardecer es cuando más te pienso, 
Al ver el sol esconderse para darle paso a su amor la luna 
Mientras cientos de estrellas sonrientes giran en constante tintineo de destellos de mágicos colores,
Y así, te sigo pensando,
Al ver cada sombras que disipan tu lejanía 
Entre los sonidos de tacones en las calles oscuras 
Donde se pierden los besos y comienza la pasión 
Donde todo parece morir, en las esquinas, en el burdel, 
En las horas tristes de la soledad 
Que comentan a baja voz las palabras mudas del otoño que pasa,
De la lluvia que cae mientras caminas por las avenidas de mi alma
Cuando la brisa que arremete perdiéndose entre cada sonrisa, entre cada caricia,
Entre aquel adiós,
Mientras, mirando por el cristal,  sigo pensando en ti y añorando tu presencia...


Me perdí.

Me perdí en la curva de tus labios
En el sendero de tus besos 
En el vaivén de tus caderas 
Cuando el sol parecía iluminarse con la luz de tus ojos
Y el azabache de tu pelo guiaba mis pasos al calor de tus brazos.
Me perdí en el constante tintineo de tu voz
En el silencio de mis emociones cuando estoy junto a ti 
Mientras la luna sigue tus pasos para cuidarte cada noche
Para sentir mil susurros de  ti 
Que me hacen volar desde mi ventana 
Para perderme en tu mirar 
Para ser cómplice de la brisa que te roza 
De aquellas estrellas de mil colores 
Que adornan tu belleza 
Para dejarme prendido a tu cintura 
En el sufijo avasallador de mi devoción por ti.


Atado a tu amor.

La voz de mis silencios pronuncia tú nombre
Y me pierdo en el perfume de tu encanto, 
Deleitándome en la tibieza de tu piel,
En aquel recóndito lugar 
Donde solo mis manos saben llegar, 
Donde suelo quedarme en aquellas noches de luna
Cuando mis besos no saben escapar a la dulzura que nace en ti,
Entre pecado y devoción,
Entre el amor y la pasión, 
Entre suspiros enredados en aquellas sábanas blancas 
Testigos de nuestro amor,
Donde pierdo la cordura al momento de amarte,
Donde simplemente quedo yo
Preso en un laberinto de deseo 
Atado para siempre a tu amor.

En las noches de lluvia.

Suelo pensar en ti en las noches de lluvia
Cuando el viento azota contra el cristal
Y las gotas caen lentamente 
Cuando el reloj no avanza 
en aquellas horas de madrugada en solitario
En donde me  inundo de ti 
De tu ser, de tu sentir, de tus recuerdos
Mientras el mundo sigue girando 
Y yo me quedo sin ti
En la oscuridad de la noche,
En el desvelo de diez mil insomnios
Que recorren mi vida 
Y llevan tu nombre.

Desde mi ventana.


Mil lágrimas, son los senderos de una inmensa soledad,
Cada noche, cuando la luna se asoma por la ventana 
Y en todas las mañanas
Cuando el sol, tibiamente llega, sin querer, al alba
Me quedo en lo perplejo y recóndito del horizonte 
Allí, Tan lejos, 
más allá en donde se esconde el mar
Y los gritos del silencio no logran escucharse
Ahí, y solo ahí,
caen suaves gotas de rocío en abril,
cuando las rosas lloran, al igual que las azucenas 
Cristalizando las emociones clandestinas del querer
Mientras, lentamente en el cristal, se dibuja - a semejanza - tu imagen,
Plasmada en pequeñas gotas de lluvia 
que lentamente desbordan mi camino incierto, vacío, 
En donde solo me quedo en el recuerdo, 
de lo que vi a lo largo de la vida a través de una gastada ventana...



Colores, sonetos y melodías.

Y vi caer, 
las hojas de los árboles, 
En un majestuoso degradé de colores, 
Al son de la suave brisa 
que, parecía hacer bailar a tímidas mariposas
Entre sonetos dulces
Y el vaivén armónico de mil colores 
Que deleitaban todo el lugar
Inundando cada rincón de belleza y de luz, 
Mientras mis sueños parecían volar 
Y mi mente se perdía, viajando entre los pasillos de mi alma
Entre la tibieza y la tempestad de mi templanza,
al abrigo de la hierba que se mecía lentamente
Haciéndome partícipe de esta sinfonía de colores, música y murmullos  
Que llenaban mi alma y corazón
En un sueño de nunca acabar...

La vida es un sueño.

La vida es un sueño...
Sí, - asentó con la cabeza -
Mientras en su mente dormían sueños inalcanzables
Y en su corazón reposaba la tibieza de un adiós. 
Mirando por el cristal, a la luz de una dulce luna... pensaba, 
En la incoherencia de todas las palabras, 
Cuando en las oscuras noches de abril, rebosante se llenaba el alma de sentimientos y perplejo quedaba en el arrullo de momentos que le hacían volar, escondiéndose del mundo, amando sin amar, pero preso de su agónica vida que poco a poco dormía en medio de la tempestad y el silencio, 
Cuando las aves volaban muy lejos,  mientras en un trozo de papel en blanco se perdían mil versos con una pluma sin tinta y un sendero sin luz se vislumbraba a lo lejos donde se reflejaba una sonrisa en medio del silencio, cuando el sol comienza a dormir y el tic tac del reloj se hace eterno en la constante melancolía, mientras un cigarrillo a medio terminar muere lentamente y yo, me quedo aquí, en la armónica sinfonía de dulces melodías que traspasan mis sendas de dolor, llenando de suaves fragancias los surcos que mi alma lleva, mientras sigo mirando al cielo y sigo insistiendo que la vida es un sueño.


Cerré mis ojos y volé.

Cerré mis ojos y volé... 
Tan lejos y tan vacío que me perdí 
En un sin fin de amores rotos,  
En un vendaval de emociones clandestinas,
Donde me encerré en una red de mentiras, 
Olvidándome de la realidad,
Soñando en brazos ajenos,
Dejando escapar la felicidad. 
Cerré mis ojos en busca de una nueva piel,
Y encontré deshielo y sin sabores, 
Amores de esquina y de burdel, 
Mientras a lo lejos, tú, silenciosa 
Esperabas por mí,
Por mis besos, por mi amor,
En las noches de desvelos estabas ahí
En los momentos de felicidad, tristeza y desamor,
Manteniéndome ciego, perdido, 
Dormitando en la lejanía de tus abrazos,
Sintiéndome vacío sin tu compañía.
Cerré los ojos, y desperté de este mal sueño,
Recuperando lo que había perdido,
Un amor infinito, sin lejanía, sin enmiendas ni ataduras,
Aquel que solo entrega lo que nace del alma, 
Aquel que verdaderamente sabe amar.

El tiempo entre las sombras

Había tanto silencios entre estas paredes 
Que la agonía parecía inevitable,
Entre los murmullos de la soledad y la melancolía, 
Entre tu vida y la mía...
Había tanta distancia alrededor de nuestros ojos, 
Que todo parecía lejano, en medio de la nada, en tu compañía,
En las madrugadas de desvelos,
En el sosiego de la noche 
Cuando el tic tac del reloj enmudecía 
y el tiempo se desvanecía entre las sombras...



El fin.

No quiero ser cómplice de un delito - me dije en voz baja-  agache la mirada y di un suspiro, de esos que dejan el alma sin respiro, en me dio del silencio, en medio del dolor. 
Miré las manecillas del reloj que no paraba de avanzar y me pregunté: Dónde vamos a parar? 
- Sosteniendo mi cabeza - 
sin nada más que agregar, sin nada más que perder.
Me quedé un minuto -en el abismo de las sombras- perdido, 
dejando que los latidos de mi corazón fueran cada vez más lento, 
contuve mis lágrimas y cerré mis ojos; ahí comprendí que ya estaba todo perdido, 
que simplemente era el fin.

Tu templanza, mi paz.

Haz que tu templanza se apodere de mi vida,
Que pueda reinar de nuevo La Paz,
Abriendo surcos en el torbellino de mis pasos
Qué dejo al andar, dejando una estela de amargura en la cual suelo caminar 
En medio de espinas,
Entre millones de pétalos de flores
Y dulces melodías 
Que hacen libre el silencio que se aloja en mi alma 
Y la tempestad que se apodera de mi corazón
Haz que la suave voz de la lluvia al caer
Se quede por siempre en mi ser
Para desalojar la tristeza que invade mi pensar
Y volver a sonreír ...

Era tan fría.

Eran tan fría, como la luna 
Lejos de toda realidad,
En medio de mil senderos
Donde yace un vendaval
Adormecido en la noche 
Cuando dos amantes sin piedad
desprenden sus pasiones 
Dejando su alma al amar,
Mientras se apoderan sin prisa 
Ni verdad
De las tristes melodías, aquellas, que resuenan más allá 
De tu espacio y mi universo 
Cuando el silencio parece callar,
En medio de la melancolía que parece no avanzar
En las noches, en que tu silueta parece bailar 
Esculpida en mi memoria
Arrogante y tan llena de paz, 
Mientras las estrellas se visten de alcurnia, 
Rebosantes de majestuosidad, 
Llenas de vida y armonía 
Que parecen hacerme volar
Agitando la brisa que pasa 
Mientras llega sin llamar 
el eco ensordecedor de mis silencios 
El desliz de las noche sin final
De un sin fin de tempestades 
Que parecen albergar 
A corazones insaciables de amor
Y de soledad
En medio de aquel tormento
En donde se encuentro mi paz.
Era tan fría, que parecía indomable 
Lejos de toda adversidad...


Bienvenidos



A un Rincón de Palabras que echa prosa, pensamiento y/o poesía, nos llevarán a lugares mágicos, lejanos y quizás inciertos, simplemente, por ser lo que son, solo letras del corazón que envuelven Sentimientos puros del Alma mía.

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