Mil lágrimas, son los senderos de una inmensa soledad,
Cada noche, cuando la luna se asoma por la ventana
Y en todas las mañanas
Cuando el sol, tibiamente llega, sin querer, al alba
Me quedo en lo perplejo y recóndito del horizonte
Allí, Tan lejos,
más allá en donde se esconde el mar
Y los gritos del silencio no logran escucharse
Ahí, y solo ahí,
caen suaves gotas de rocío en abril,
cuando las rosas lloran, al igual que las azucenas
Cristalizando las emociones clandestinas del querer
Mientras, lentamente en el cristal, se dibuja - a semejanza - tu imagen,
Plasmada en pequeñas gotas de lluvia
que lentamente desbordan mi camino incierto, vacío,
En donde solo me quedo en el recuerdo,
de lo que vi a lo largo de la vida a través de una gastada ventana...
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