Eres la tibieza del otoño
Con tu cuerpo angelical
Cuando la brisa del viento azota
Contra ti como un vendaval
Que desata las pasiones
Que aquietan mi alma para amar
Mientras la palidez de tu cuerpo
Buscan mis manos sin piedad
Y tú, cautelosa me susurras al oído
Que me apure en llegar
A tu cuerpo desnudo, frío y delirante
Y poderte amar, con el bravío excesivo
Con que la pasión nos aprisionara
Mientras nos olvidamos del mundo
Y solo damos rienda suelta a nuestro huracán
Que existe en nuestros cuerpos a la hora de amar.
0 comentarios:
Publicar un comentario